miércoles, 8 de julio de 2009

Código del que tiene paraguas y el que no.

Pero viejo, las cosas deberían ser más claras ché!!!!
(a pepe)

Si vas por la vereda en uno de esos días que llueve mucho, y tenés la suerte de contar con un paraguas, lo mínimo que tenés que hacer es correrte y dejar el lado de la pared al que viene de frente a vos y no tiene paraguas, esto es así y san se acabó! porque para colmo, hay muchos de los que cuentan con uno y tienen el tupé de quedarse parados mirando de frente al que no tiene paraguas unos segundos, como disputando el derecho a uso de pared en el cruce entre dos personas, que hijos de puta, la concha de su madre!!!!
Otra, algunos “se copan” y dan el paso al costado, pero ni por asomo mueven el paraguas, y esto causa que uno deba mover el marote hacia la pared en un movimiento tan rápido y brusco como peligroso, si ya sé que es muy difícil tener presente tantos micromovimientos a la vez, pero viejo, le ponen el paraguas en el ojo a uno ché!!!!
Debo admitir que no soy de los que se ríen de las desgracias ajenas, pero en una oportunidad yo me encontraba caminando por las callecitas del microcentro y no tenía paraguas, y, claro está, tuve mi respectivo cruce con el hijo de puta que se caga en todo y no se mueve del lado de la pared, entonces sin detener la marcha fui yo quien se movió hacia el lado de la calle para no estorbar la cómoda caminata del hijo de puta, tuve suerte, sólo me cayeron unas gotas demás, que, sumadas a las que ya tría encima no me generaron molestia alguna, pero el otro venía invicto, el muy hijo de puta estaba todo sequito, pero su falta de solidaridad y compromiso para con el otro le jugó una muy mala pasada, y justo en el momento en que nos cruzamos pisó la típica baldosa floja, y, creanme, se duchó de abajo para arriba, el muy hijo de puta se cagó mojando todos los pantalones, y si no le llegó a las manos le pego en el palo, y yo me le cagé de risa en la cara…y el hijo de puta, no pudo decir nada. …Y bueno ché! creo que hay momentos en los cuales esta ciudad, su ritmo, su histeria y demases cosas, hacen que uno pierda la coherencia y cruce las fronteras de, por lo menos, la paciencia, o de lo que sea que se ponga en juego en casos como este; y creo que haberme reído así de ese tipo fue, de alguna forma, un salto hacia algún otro lado, en este caso un tanto jodido.

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