Argentina, Chile (Paso de Jama)

En Paso de Jama, frontera argentina chilena, lado argentino, lo más molesto es la altura, (supera los 4000 m.s.n.m.) allí prácticamente no hay que tener demasiada atención, y, si bien la policía no se destaca por su habilidad para con los tramites, porque su atención está centrada en hacerles sentir un poco de rigor sólo a los peruanos, no suelen tardar demasiado, porque la gente tampoco es demasiada, por el contrario, quienes están con mucha actividad son los médicos ya que son muchos los que sienten los efectos de la altura, que, a diferencia de los pasos fronterizos bolivianos, hay un mayor porcentaje de personas que vienen del llano de forma directa y el efecto es destacable.
Esta salida es menos visitada por los argentinos porque Chile resulta demasiado caro. La mayoría utiliza esta salida para llegar hasta Perú de una forma más directa, ya que las rutas chilenas suelen estar en muy buenas condiciones, porque, al parecer, los chilenos no andan con vueltas a la hora de construirlas, si hay una montaña en el medio, la cortan a la mitad o la perforan, pero nada de perder tiempo para llegar al otro lado.
Es una instancia confusa en varios sentidos, ya que entre el puesto de salida de Argentina y el puesto de ingreso a Chile hay prácticamente tres horas de viaje, con lo cual uno sabe que ya está atravesando Chile sólo porque se encuentra cruzando el impactante desierto de Atacama, pero si no es por eso, es como estar en un limbo político, porque parecen tierras de nadie, en donde sólo hay montañas de arena por todos lados. Del lado chileno, la mano viene un poco más rígida, pero en definitiva, ésta aparente dureza se queda en gestos faciales y tonalidades hoscas, porque todo lo preventivo y hasta prejuicioso que son los requisitos para ingresar no se conciben en los momentos en que los agentes de frontera pasan a la practica, al final, su control sólo consiste en una tanteo superficial del equipaje; en mi caso, al agente que me revisó bastó con una aclaración de lo que llevaba solo en la mochila grande, la otra, la de mano, jamás la abrió, este gesto se repitió de igual forma para con quien estaba delante mío y con quien me continuaba, y yo supongo que sería porque éramos argentinos y no peruanos, porque con ellos, al parecer, se inspiraban un poco más, en fin, detalles, cositas, que nos hermanan con el pueblo chileno…los prejuicios.